Apuestas: “Los adolescentes están jugando en el aula”
Con la proliferación de los casinos virtuales y su fácil acceso a través de los dispositivos celulares, se puede apostar dinero las 24 horas del día. En algunas personas, esta actividad de ocio produce ciberludopatía, descrita como una adicción vinculada con el juego en línea o actividades de apuestas gamificadas.
Como esto afecta principalmente a adolescentes, Vida UCALP dialogó con Mirella De María, Psicóloga, Licenciada en Sistemas y docente de nuestra casa de estudios. Entre otros temas, explicó la influencia de la adolescencia en el desarrollo de las personas, los síntomas de la ciberludopatía y los pasos por seguir una vez detectada la adicción.
-¿Cómo definirías la adolescencia y cuánto influye en nuestro desarrollo?
La adolescencia es, hasta cierto punto, radical en el sentido de que todo cambia y se transforma. Principalmente, desde lo hormonal. Es lo que identifica al adolescente en la etapa: el cambio de la voz en el varoncito, la aparición de vello en zonas de su cuerpo, las gónadas; todo ese tipo de cosas que arman otro cuerpo. Y eso también hace que el niño se empiece a cuestionar su identidad, porque su cuerpo le da señales de que algo está cambiando.
Hablando un poco de la psicología, en esa etapa de tanta convulsión, su grupo de amigos es muy importante. Como no quiere parecerse a sus padres, busca sus líderes, sus héroes, en otros espacios. También, quiere ser competitivo, estar a la altura. Es una etapa donde juega mucho la autoestima. Todo este cóctel pasional y pulsional es muy difícil de administrar. Y hasta su cerebro empieza a adquirir una formación, que es el área prefrontal.
-¿Cuál es la función de esa área?
Su función es muy importante, porque es la que le da, entre otras tareas, la toma de decisiones. En ese momento, el adolescente no tiene la capacidad de establecer prioridades, de dirimir qué es más importante que otra cosa. Se manejan mucho más por el sentir, por ese cambio hormonal. Entonces, esta falta de juicio se une a su búsqueda identitaria. El adolescente no está loco, sino que el prefrontal se termina formando a los 30 años y si uno accede a la web de la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia se encuentra entre los 10 hasta los 19 años.
-Considerando estas cuestiones de la etapa, ¿se puede pensar en un perfil de adolescente más propenso a la ciberludopatía?
Primeramente, lo que se ha encontrado es que la mayoría son varones. Ellos empiezan y normalizan el hecho de usar estas plataformas de juegos de deportes. Los varones ingresan desde el deporte a las apuestas online. No obstante, se ha visto que las chicas ahora también están participando. Ese adolescente, que ve un partido común, también nota las publicidades de las camisetas. Y allí advierte que la gran mayoría de los clubes tienen propaganda de publicidades de sitios de apuesta.
Otro rasgo es el acceso que tienen. Para captarlos, los casinos les dan unas moneditas virtuales, le piden un CBU o una billetera virtual donde puedan sacar la plata y listo. Entonces, el casino está a mano, en el momento que quieran. Por eso, quienes notaron esta problemática fueron los profesores, porque los adolescentes están jugando en el aula. También en los recreos, con sus compañeros, para no quedar afuera de los grupos de referencia. Los chicos de esa edad, como todavía su identidad está en formación, necesitan ser amados, estar dentro, ser parte. Cualquier cosa que los descalifique o los saque es terrible para ellos.
-¿Influye la necesidad de generar ingresos económicos?
Puede pasar por lo económico, de buscar plata fácil. También, en nuestra sociedad se ha implantado la meritocracia y el éxito rápido. Pero más que todo pasa por una cuestión de soledad, de búsqueda de identidad y de acceso. Ahora, empieza a verse esto de mentir con el dinero: usar lo que le dan sus padres, por ejemplo, para insumos del colegio o comida y gastarlo en apuestas. No come, pero juega. La mentira, para un adolescente, es muy nociva y, con la ludopatía, cada vez es más grande.
-Pensando en los padres, ¿existen síntomas que ayuden a detectar esta adicción?
Si se está atento, se pueden ver muchas cosas. En la adolescencia, ellos se retraen mucho, pasan muchas horas en la pieza o duermen en cantidad. Eso es común, porque están realmente exhaustos, tienen un mundo en la cabeza que los confunde y agota. Si además de esto se vuelven irritables, irascibles, y si les pedís que dejen el celular y te responden mal, ahí tiene que prenderse un poco la alerta. Es importante estar atento a esos cambios de humor repentinos.
Otra cosa fundamental es la escucha. Sentarte y escucharlo, que te cuente por qué hace lo que hace. Al adolescente le cuesta abrirse con sus padres, por lo que, si te quiere contar por qué desaprobó un examen y justificarlo, es aconsejable escucharlo para que se desahogue. Esa es una de las cosas que más hay que cuidar. La escucha se debe preparar antes, mucho antes de la adolescencia, porque hay chicos que a los 10 años ya están en plena adolescencia.
-Una vez detectada, ¿cuáles son los pasos que seguir?
La adicción al juego antes tardaba entre dos o tres años en manifestarse. Hoy, en un año ya la puede adquirir. Entonces, una buena alternativa es buscar un profesional, si se tiene acceso. Si no, en los hospitales públicos se encuentra un sistema nacional interdisciplinario en donde hay muy buenos profesionales.
Después, los padres tienen que empezar a restringir. No sirve el padre amigo del hijo. Tiene que restringir el acceso al dinero, comprarle lo que necesite y no darle efectivo o transferirle. Y restringir el uso del celular, por ejemplo, compartiendo la clave y tomándose un tiempo para ver a qué páginas o aplicaciones está ingresando.
Para que sepan los padres: los casinos que están dentro de la legislación son los que terminan en “bet.ar”. Todos los que tienen “.com” son ilegales.
-¿Cómo pueden intervenir las instituciones educativas?
Si pensamos a futuro, está muy presente la idea de capacitar al docente, pero ahí sigue poniendo el cuerpo. La idea central, desde la escuela, debería ser que el chico encuentre en lo social algo más apetecible que la tecnología. No alcanza solo con capacitar al docente. Se puede pensar otro tipo de interacciones en el aula, para que los chicos se miren de frente y no a las nucas de sus compañeros.
Si sabemos que el adolescente se retrae en esta etapa, se tiene que buscar la manera de que esté estimulado en el aula, trabajando con sus compañeros, para que el celular no le sea tan grato. Se tiene que lograr acaparar su atención para alejarlo de las cosas nocivas que se ofrecen por medio de la tecnología.
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