¡Felices Pascuas y que se renueve la Esperanza, el Perdón y la Vida!
¡Felices Pascuas y que se renueve la Esperanza, el Perdón y la Vida!
¡Felices Pascuas y que se renueve la Esperanza, el Perdón y la Vida!

La Semana Santa es el tiempo que nos recuerda la nueva creación en Cristo. Aquella semana del Génesis nos sirve de recuerdo y experiencia de esta. Semana no en días ni horas, sino en etapas en las que Dios hace nuevas todas las cosas por la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

La Semana Santa se inicia con la entrada de Jesús en Jerusalén: cada ramo de olivos es la llave que abre las puertas del corazón de la persona de fe y que alegremente lo recibe en su vida. Allí la multitud lo reconoce como Salvador, pero no termina de comprender el modo con el que Él la llevará a cabo; seguramente si lo hubiese sabido no lo habrían esperado con vítores y aclamaciones. Ya Jesús está en la ciudad santa, la más importante de la Tierra prometida.

El Jueves, junto con sus discípulos, celebrará la Pascua judía, figura y presagio de la Pascua de Resurrección. El cordero esa noche no será el del libro del Éxodo 12, sino el mismo Jesús al que San Juan Bautista llamó el Cordero de Dios. Se entrega y se queda en cuerpo y sangre en el pan y en el vino, pidiendo que hagan esto en memoria suya. Antes de ser entregado en la Cruz, se entrega a sí mismo en la última cena.

El Viernes Santo, escuchamos el relato de su pasión, en el que la totalidad de los sufrimientos humanos se encarnan en cada pasaje, redimiendo la totalidad de los padecimientos y escuchando las famosas siete palabras desde la cruz, su última cátedra: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”;“ Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”; “ Mujer, he ahí tu hijo”; “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”;“¡Tengo sed!”;“ Todo está cumplido”; “ Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”; lo vemos muerto y lo llevamos al Sepulcro, acompañando a la Virgen en el sufrimiento de Madre.

El Sábado por la mañana, silencio y esperanza, confusión y duda. Según una antigua homilía, Cristo desciende al lugar de los muertos, llamado infierno, para liberar a todos los que murieron antes de su venida para que ellos también gocen de los frutos de la Pascua.

Noche del Sábado, solemne Vigilia Pascual, Cristo vuelve a la vida, resucita como Señor de la Vida, vencedor de temor más agudo del hombre y el desgarro que produce la muerte demostrando que no tiene la última palabra, que todos vamos a dar este Paso sabiendo que la vida verdadera necesitó de la Pascua de Cristo, de su entrega y de la de cada uno de nosotros para continuar su obra.

¡Felices Pascuas y que se renueve la Esperanza, el Perdón y la Vida!

Pbro. Dr. Fernando Sagaspe
Capellán General de la UCALP