Un testimonio de fe: El significado de la canonización de la Madre Carmen Rendiles
Un testimonio de fe: el significado de la canonización de la Madre Carmen Rendiles
Un testimonio de fe: el significado de la canonización de la Madre Carmen Rendiles

Carlos Torres Castillo, nacido en Venezuela, es profesor de Formación Religiosa en el Colegio Secundario Estrada y docente en la Universidad Católica de La Plata (UCALP) y compartió, en una entrevista con el diario de la UCALP, su mirada sobre la profunda religiosidad del pueblo venezolano y la emoción que provocó el anuncio de la futura canonización de la Madre María del Carmen Rendiles, quien será la primera santa reconocida oficialmente por la Iglesia Católica.

Al enterarse del hecho, Torres Castillo destacó que “sentí una inmensa alegría y orgullo. Fue una noticia que llenó mi corazón de esperanza, sobre todo en medio de tantas dificultades”, expresó. Además, destacó que el pueblo venezolano vive esta Semana Santa con gran intensidad: “Somos un pueblo muy sensibilizado en estos días”.

La Madre Carmen Rendiles nació en Caracas el 11 de agosto de 1903. Desde joven se dedicó al apostolado parroquial y al cuidado de su familia tras la muerte de su padre. En 1932 emitió sus votos perpetuos y fue nombrada maestra de novicias. En 1946 fue elegida Superiora Provincial de la Congregación de las Siervas de Jesús del Santísimo Sacramento. Más adelante, fundó la Congregación de las Siervas de Jesús, dedicada al servicio en parroquias y colegios, especialmente junto a los más necesitados. Falleció en 1977, tras pasar sus últimos años en silla de ruedas. El milagro atribuido a su intercesión —la curación inexplicable de una joven con hidrocefalia— fue aprobado por la Iglesia, abriendo así las puertas a su canonización.

“Estoy seguro de que será vivida con mucha devoción. Habrá misas, procesiones, vigilias, cantos y mucha oración”, señaló Torres Castillo sobre cómo cree que los fieles celebrarán la noticia en Venezuela. Y agregó: “Es una oportunidad para unirnos como pueblo, reforzar nuestra fe y sentir que, a pesar de todo, Dios sigue actuando en medio de nosotros”.

Para el docente, la vida de la Madre Carmen es un mensaje claro para todos los cristianos: “Nos recuerda que la santidad no es solo para unos pocos ni requiere grandes gestas, sino que se puede alcanzar siendo fiel en lo pequeño, en el servicio a los demás, en la oración constante”.

El profesor también se refirió al rol de los santos en la religiosidad popular de su país: “La devoción a los santos está profundamente arraigada en la fe del pueblo venezolano. Muchos tienen patronos en sus comunidades, llevan medallas, rezan novenas y piden su intercesión, sobre todo en momentos de enfermedad, dificultad o decisiones importantes”.

A sus alumnos, les transmite el ejemplo de esta nueva santa como una figura cercana: “Les diría que fue una mujer venezolana como cualquiera de nuestras abuelas o maestras, que vivió para servir y amar a Dios”.

Sobre el milagro que permitió su canonización, resaltó: “El pueblo venezolano cree profundamente en el poder de la oración. Muchos confían en que los milagros son posibles, especialmente cuando se reza con fe y se pide la intercesión de un santo”. Y al hablar con los jóvenes, remarcó que “su vida enseña que se puede vivir una fe auténtica en medio del mundo, sin necesidad de fama ni riquezas. Que lo ordinario, vivido con Dios, se vuelve extraordinario”.

Consultado por cómo imagina la canonización, expresó: “Imagino una gran fiesta nacional, con alegría en las calles, música, bailes tradicionales, y sobre todo mucha oración. Las parroquias y colegios organizarán actos, se harán misas en su honor, y en Caracas seguramente habrá una gran concentración”.

Sobre el Beato José Gregorio Hernández

En el mismo diálogo, Torres Castillo mencionó al beato José Gregorio Hernández como otro referente clave de la fe venezolana. Nacido en 1864 en Isnotú, fue médico, científico y profesor universitario. Estudió en Caracas y se especializó en París, pero volvió a Venezuela para atender gratuitamente a los más pobres, muchas veces proveyendo incluso los medicamentos. Aunque intentó ser sacerdote, su misión terminó siendo la de servir desde la medicina con humildad y entrega.

Tras su muerte en 1919 —atropellado mientras iba a asistir a un enfermo—, el pueblo venezolano comenzó a venerarlo espontáneamente. La Iglesia los reconoció y fue beatificado en 2020, luego de confirmarse el milagro de la curación de una niña que había recibido un disparo en la cabeza. “Hoy, la figura del Dr. José Gregorio Hernández continúa viva en la devoción popular como símbolo de caridad, ciencia y espiritualidad”, señaló el profesor.

La historia de la Madre Carmen y del Beato José Gregorio Hernández no solo enaltece el alma religiosa de Venezuela, sino que refleja la profunda fe de un pueblo que, en medio de las pruebas, sigue creyendo en la fuerza de la oración, en los milagros y en la cercanía de Dios a través de sus santos. Un faro de esperanza que ilumina los caminos del presente con la fuerza del testimonio y la santidad de su gente.