Por Lucía Trellini (*)
En la Universidad Católica de La Plata, la materia de Teología forma parte del plan de estudios en todas las carreras. Aunque no siempre es la más esperada por los estudiantes, el profesor Damián Castro (foto) nos comparte su visión sobre la importancia y los beneficios que aporta esta asignatura en la formación integral de los futuros profesionales.
Damián es oriundo de Tierra del Fuego y hace 15 años que vive en La Plata. Es profesor y licenciado en Filosofía, y trabaja en la Facultad de Humanidades y en Arquitectura y Diseño de nuestra UCALP. Junto a Jorge Dondi, ayuda a coordinar la carrera de Filosofía y la revista Persona en Humanidades. Además, trabaja en la Universidad del Este (UDE) y en el secundario del Colegio Padre José Dardi.
Para el docente, la relevancia de la teología en la formación integral de los alumnos tiene que ver con que no toda la Universidad es humanística. En el caso de Arquitectura, por ejemplo, la parte más humanista que tienen en toda su formación es la Teología. “Es ese lugar donde lo que más importa es el ser humano, donde uno se encuentra consigo mismo y con el otro”.
Desde la perspectiva del profesor, cuando pensamos en el otro, empieza a cobrar relevancia cuál es el lugar que uno va a ocupar dentro de la sociedad como profesional. Otro aspecto esencial dentro de la clase es el testimonio:
“Una teología sin testimonio se torna en una teología vacía, de escritorio”, explicó.
“Mi forma de presentar la materia es cercana y bajada a la realidad. Me interesa que mis alumnos tengan voz. No importa si llega a abrazar el catolicismo o no, pero sí que llegue, por lo menos, a preguntarse por esa dimensión religiosa”. Damián dijo que si bien la teología se hace en la intimidad y con el otro, hay un concepto entrelíneas que es el diálogo. “Este se hace presente a través de un Dios que ofrece una palabra y nos da lugar a escuchar lo que nosotros tenemos para decir”, sostuvo.
La experiencia de la teología en la Universidad
Sobre la perspectiva que ofrece la Facultad con respecto a la religión, a diferencia de las escuelas o catequesis, Castro mencionó: “Lo que propone la Universidad es distinto, porque no es una formación religiosa ni una catequesis, sino que es una teología. Es una ciencia que tiene un objeto de estudio, tanto formal como material, que es Dios, las cosas creadas y la relación con Dios”.
Al ser consultado sobre el panorama que se encuentra al ingresar a primer año de cualquier carrera de la UCALP y encontrar alumnos que quizás no la ven como una de las materias que más esperaban, aclaró: “El panorama es muy variado, hay gente que está cerrada al discurso teológico, otros que tienen una formación previa. También estudiantes con mucha fe o espiritualidad, y eso hace que el aula sea muy rica”.
De esta forma, cada alumno va a ir descubriendo un aspecto de este lugar teológico. “Es interesante, en los ingresantes, ver cómo llegan a fin de año, se te acercan y dicen: ‘No esperaba esto de la teología. Yo pensé que me iban a venir y decir ‘Dios, amor, lo mejor, etc.’’. Y no, la teología es muchísimo más, es una reflexión, un discurso, una experiencia. Eso es lo bonito de ver”, comentó el docente.
La importancia del diálogo abierto con los alumnos
Además, compartió su experiencia cuando los estudiantes le plantean otras formas de pensar sobre los conceptos que trae a la clase. “Es divertido y está bueno. Estamos dentro de una Universidad y la idea es abrirnos a nosotros, al pensamiento y a ese discurso del intelecto”. También le interesa los fundamentos que traen los alumnos con respecto a los temas: “Si lo sacaron de un video de TikTok o realmente tiene un trasfondo, una reflexión”.
Según Damián, muchos de esos comentarios son los que como docentes los “descolocan” y los hacen volver a sus raíces. “A veces estamos acostumbrados a repetir siempre lo mismo y, cuando vienen estos conceptos de los jóvenes, hacen que frenamos y recordemos que no hay que dar cosas por sentado”, expresó.
“Distinto es cuando una o las dos partes se cierran en su discurso. Porque ahí no puede fluir la palabra, no puede haber diálogo. Entonces no va a haber una manifestación rica en experiencia, sino una molestia que va a traspasar al aula y al resto de los compañeros”, señaló Castro sobre esos casos.
A modo de reflexión, el docente compartió qué mensaje le gustaría que se lleven sus alumnos de la clase: “Que todo lo que van a hacer como personas y profesionales tienen que aprender a soltar, dejar que las cosas funcionen, que fluyan. ¿De qué le sirve a un poeta escribir un montón de poesía y guardarla en su computadora o en un cajón? Me gustaría que se lleven eso, pero la verdad no lo sé. Es algo muy personal y cada uno debe experimentar algo distinto con la teología”.
(*) Estudiante de la carrera de Periodismo, Facultad de Humanidades de la UCALP.