“El arte puede ser una herramienta de lucha, puede ser un arma. Con su mensaje, debe ayudar a constituir una sociedad más justa, empática y de mayor respeto”.
Norberto Santángelo es un reconocido pintor y dibujante platense, que cuenta con más de cuarenta años de trayectoria. En septiembre del año pasado, participó en la Facultad de Arquitectura y Diseño de una muestra sobre surrealismo, movimiento que lo apasiona y lo define como artista. Para conocer más detalles sobre sus inicios y su obra, el diario digital de la UCALP se acercó a dialogar con él.
El interés por el dibujo le llegó de chico, cuando elaboraba historietas por diversión a los seis años. El paso por la escolarización hizo que su vocación se adormeciera y decidió estudiar la carrera de Ingeniería Agronómica.
Por esos años, un conocido le acercó un libro que cambiaría por completo su vida: El último verano de Klingsor, de Hermann Hesse, que relata los meses finales de un pintor alemán. “Es tan maravilloso el retrato que se hacía del pintor y de la vida que me despertó algo que tenía adentro. Ahí, dejé definitivamente la carrera e ingresé al taller de Víctor Bertoni, un maestro platense de la Peña Bellas Artes, con quien realicé cursos, me formé y comencé con las primeras muestras de mis trabajos”, contó.
El surrealismo es un movimiento artístico y literario de origen parisino, que se caracteriza por la incorporación de elementos del inconsciente, la exploración de los sueños, la fantasía y lo absurdo en sus producciones; todo esto con la intención de romper con las convenciones sociales.
Para Norberto, contrario a la percepción habitual, la pintura y el dibujo surrealistas tienen un alto componente técnico: “Hay leyes que no podés obviar. No se puede hacer arte con figuras sin aceptar las leyes compositivas, de color y valoración. Incluso, lo abstracto también es muy técnico, porque las masas de colores se tienen que ubicar de una determinada manera. Hay tradiciones y principios que deben estar presentes”.
Preocupado por no repetirse, en sus obras mantuvo dos líneas de trabajo: una en dibujo y otra en pintura al óleo. Si bien le cuesta precisar por qué adoptó esta metodología, reconoce que “en la pintura, hay menos personajes y menos cargazón de elementos. El dibujo permite a veces aumentar los personajes que integran una composición y ambientar de distinta manera el paisaje. El monocromo tiene una fuerza que a veces el color envidia”.
La temática predilecta de sus trabajos se centra en un estado de alerta, del que son protagonistas el arte y el artista, al vislumbrar a una sociedad que, creyéndose libre y madura, de repente se ve tentada a seguir los caminos de la violencia, el odio y la intolerancia. Por ello, se apoyó en el surrealismo, cuyos referentes, como Salvador Dalí y André Breton, procuraron combatir el orden establecido.
La inspiración para la composición de una obra puede provenir de diversas fuentes: en algunas ocasiones, del inconsciente y esos “flashes” o imágenes que retenemos de los sueños. En otras, de situaciones mundanas, tal como lo ejemplifica el artista platense: “Puede pasar mucho tiempo que no se te ocurra nada y, mientras mirás un partido de fútbol, surgen tres proyectos que están fabulosos. No se puede gobernar la inspiración, ya que viene cuando quiere y, gracias a Dios, en mi caso siempre fue abundante”.
En su estudio, donde compone y guarda las obras finalizadas, hay cajas con bocetos que nunca llegaron a ver la luz del día. En este punto, Santángelo alude a una etapa de maduración de las ideas, que deviene fundamental para evolucionar como artista. “Si tenés paciencia y le permitís a la mente que vaya procesando la idea, ese mismo boceto con el tiempo se transforma en una obra concreta”, mencionó.
Lejos de considerar su formación como acabada, señaló que vive en un estado de aprendizaje constante, donde toma sus fallos y errores como instancias necesarias para crecer y superarse. “Vivo en la atmósfera insegura y ansiosa del aprendiz. Creo que está en uno cuidar que la llama no se extinga y seguir hasta el final”, dijo y agregó: “Todavía creo que puedo hacer cosas mejores que las que he hecho. Mientras piense así, tengo aliciente para seguir”.