Mamás que estudian: Te contamos la historia de Guadalupe
El Día de la Madre es uno de esos días que se viven con sentimientos encontrados: felicidad, encuentro, nostalgia y tristeza por quienes ya no están. Pero también es un día que elegimos para contar historias de vida. Hoy les relatamos una de las tantas que circulan por los pasillos y las aulas de la UCALP. La historia de María Guadalupe Cavana (egresada de la carrera de Licenciatura en Nutrición), que, además, es un poco la historia de su hija, Pía.
Guadalupe siempre tuvo interés por la salud. Al terminar el secundario, cursó toda la carrera de Medicina y quedó con finales pendientes. Luego, ingresó con 31 años a la carrera de Licenciatura en Nutrición en la Facultad de Salud. Cursando el segundo cuatrimestre del primer año, ella buscó quedar embarazada con quien era su pareja. Su hija la acompañó durante todo este proceso: primero, desde la panza y, luego, creciendo mientras su madre avanzaba en los estudios. Guadalupe se recibió el 2021 con el mejor promedio. Este año fue premiada en la entrega de medallas que hace la UCALP, en reconocimiento a los graduados de mejor promedio de cada carrera.
En esta entrevista, nos cuenta cómo fue este proceso. El apoyo de sus familiares, amigos y docentes de la Facultad que acompañaron su recorrido por la carrera.
Queríamos que nos cuentes, Guadalupe, qué implicó para vos estudiar siendo mamá.
Un sacrificio enorme. Pero, desde el lado de la familia, si no hubiese estado ese acompañamiento, hubiera sido imposible. La familia de mi pareja, de sus abuelos, mis hermanos, amigos, amigas.
Cuando quedé embarazada me acuerdo de haber hablado con María Laura De Anseris (coordinadora de la carrera de Licenciatura en Nutrición). Ella me dijo que me quede tranquila, que lo tome con calma, que me iban a ir ayudando en lo que puedan.
Cuando ella (su hija Pía) nació en marzo, yo arrancaba segundo año y había muchas materias. En primero, había tenido muchas equivalencias por la carrera de Medicina, pero, en segundo, tenía que cursar todo. Me anoté en las anuales solamente para no perder el año, pero claro, yo a ella le daba la teta y no podía estar más de dos horas en la Facultad.
La verdad es que me han ayudado y apoyado todas y todos los docentes que he tenido de manera fabulosa, porque sabían que yo le tenía que ir a dar la teta a mi nena, que era recién nacida, que era bebé, que se quedaba con su papá o mi mamá.
Mamá primeriza, estudiando y trabajando, me generaba un montón de cosas; sin embargo, siempre sentí ese acompañamiento de la familia, de la Facultad y de los docentes. La verdad, vieron que realmente yo respondía con estudio y con ganas. En (la materia) Nutrición Normal, Cecilia Paleologos, que es una genia, me reayudó. A Rafa de Antropología Filosófica, me lo encontré en la entrega de medallas y nos dimos un abrazo porque nos recordamos con mucho cariño. Además, la vio a ella con 7 años y recordaba verme a mi embarazada. Fue muy lindo.
La profesión me encanta, me recibí el año pasado. Tardé, obviamente, no lo pude hacer a otro ritmo, pero, al haber tardado, me encontré con muchas camadas de amigos y amigas que hoy los sigo sosteniendo, que tienen 15 años menos que yo –sonríe- y, sin embargo, también me han ayudado. ‘‘Guada no puede porque está con pipi, nos juntamos en su casa’’ y, por todo eso, estoy reagradecida. Creo que eso, más allá de que es mi vocación, me ayudó un montón a continuar, porque, si una se encuentra con barreras, con impedimentos o con obstáculos, por más que tengas el deseo, es más difícil llevarlo a cabo. Nunca dejé, nunca bajé los brazos. Mucho sacrificio, muchos fines de semana estudiando.
Cuando uno piensa en la gente que comienza una carrera ve, por ejemplo, el tiempo que consumen las cursadas, los parciales y finales, aún en los chicos y chicas que tienen 18 años. Vos hiciste todo eso con otra edad, trabajando y siendo mamá ¿Cómo fue unir todo eso?
Luego de ser mamá, empecé a trabajar a los tres meses, ella empezó jardín maternal. Yo iba al trabajo, cursaba y estaba en mi casa. Durante la semana, solo hacíamos eso. Aprovechaba los fines de semana para estudiar. Eso implicó dejar un montón de cosas. También, yo me siento una mamá represente, pero hubo momentos en donde le decía (a Pía) “mami está estudiando, mami tiene rendir, mami se tiene que conectar”.
En mi caso, la pandemia me ayudó cursar las últimas materias. Hubiera sido más complicado, pero me hubiese organizado igual. Así me recibí.
¿Estás ejerciendo la profesión?
Si, trabajo en el Ministerio de Salud en el área de Nutrición comunitaria y estoy en consultorio privado. Aprendiendo obviamente, pero me llevo todo lo que aprendí de medicina, de salud pública en el Ministerio y lo que aprendí en la Facultad y de sus docentes.
Me llevo recuerdos de docentes impresionantes: Silvia Forte es una docente que me marcó muchísimo en mi carrera y le agradezco un montón.
Y encima terminaste con el mejor promedio el año pasado…
Eso me generó algo relindo, obviamente. Igualmente, lo más lindo para mí es poder trasmitirle a ella (su hija) el sacrificio que hice por algo que una tiene ganas de hacer. Que uno puede encontrarse con un montón de cosas, de dificultades, dudas; sin embargo, a mi edad, una edad diferente a la que se comienza una carrera, igual se puede. Si una tiene ganas, tiene deseo, tiene gente que acompaña, se puede. Que eso se lo quede; ella desde chiquita me vio estudiando. Personalmente, eso lo siento como lo más importante.
¿Qué les dirías a las chicas que son mamá y están pensando en cursar una carrera o retomar sus estudios?
Les diría que es difícil, que hay mucho sacrificio, pero no es incompatible. Yo hablo en primera persona. Tuve mucho acompañamiento. Decirle, por ejemplo, a tu pareja que tenés que estudiar todo el día. No cualquiera tiene abuelas, abuelos, amigos, amigas que puedan cuidarla cuando no estás.
Igualmente, si está el deseo, no significa que, porque una quiera ser madre, no pueda estudiar. Esa incompatibilidad no la veo. Al contrario. Yo tengo compañeros que están cursando y me cuentan que hay varias chicas que están embarazadas y que tienen bebés, y la Facultad le está prestando mucha atención a esa parte. Por ejemplo, un lactario sería superimportante, para extraerse leche cuando estás cursando.
Sentir esa empatía, tanto de mujeres que son mamá como de varones. Yo conté el caso de Rafa (profesor de la Facultad) como varón; él siempre entendió mi necesidad, que me tenía que retirar todos los martes antes y pedía siempre los apuntes a mi compañera. En el examen, yo respondía de esa forma, sentía que tenía que hacer el doble en agradecimiento a eso. Si una tiene ganas de hacerlo, que lo haga, que no pierda el deseo. Estamos en una época en que cambió un montón el rol de la mujer y que una puede ser ama de casa, puede trabajar, puede estudiar, puede ser mamá, puede ser mujer… y está bueno que haya espacios que lo sostengan a esto, que lo impulsen.
Nos pareció interesante hablar del Día de la Madre de esta forma, con contenido, contando una historia. Nos pareció lindo porque le da otro sentido. Sos mamá, estudiaste, te recibiste con el mejor promedio. Queríamos contar esto que a veces no conocemos, por ejemplo el día a día. ¿Algunas palabras finales que quieras decir?
Recontenta que se puede visibilizar algo así, porque como yo debe haber un montón de chicas. O mismo, por ahí, de varones que también son papás y está bueno que puedan acompañar a sus parejas desde ese lado. Si no, siempre se piensa solamente en la mujer madre y me parece muy lindo que se muestre eso. Es como otra cara que sale de lo curricular y de lo académico, pero que, para una, es un montón, es todo. Cuando arranqué, ella (Pía) era tan chiquitita, y siendo mamá primeriza, iba llena de miedos y pensando si podré. Sin embargo, pude, lo hice y estuve presente, tratando de compatibilizar todo. Con ganas, voluntad, deseo y con acompañamiento de la gente que te quiere, que te rodea, creo que es posible, y que la Facultad promueva eso me parece superimportante y relindo.
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