Ayudan a presos a mejorar su salud

Ayudan a presos a mejorar su salud

Un proyecto de investigación para evaluar el rendimiento físico y nutricional de personas privadas de su libertad en la Unidad Penitenciaria N.º 46 de San Martín es llevado a cabo en estos días –en una segunda etapa– por la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCALP. Este trabajo no solo incluye un acompañamiento a los internos, sino además un proceso de capacitación nutricional para sus familias.

El neurólogo Leonardo Saboredo y la nutricionista Justina Duca Freyre idearon el proyecto para aquellos reclusos que participan de entrenamientos y partidos de rugby, organizados por la fundación Espartanos, que trabaja en la cárcel de San Martín desde 2016 y busca transformar la vida de las personas privadas de su libertad a través de la práctica deportiva.

La investigación se dividió en dos etapas: en la primera, que ya se completó, se acercaron a la cárcel para evaluar la alimentación y características físicas de los internos. Para la parte física, se realizó una antropometría, definida por Justina como “una medición del cuerpo, para ver la composición corporal y la genética de la persona. Su peso, talle, altura y desempeño físico”.

En esta evaluación, de la que colaboraron más de una decena de estudiantes de Kinesiología y Nutrición, advirtieron que los reclusos estaban en gran forma física, prácticamente sin exceso de grasa corporal. Al respecto, Leonardo destacó que “el servicio les da una ración alimentaria justa. No es la alimentación de un deportista, sino la de un detenido”.

Sin embargo, los reclusos también incorporan la calidad de los alimentos que les brindan sus familias cuando los visitan: “Cuando les traen algo, siempre son gaseosas, pan y galletitas. Es lo que interpretan que van a valorar. Y los chicos se lo comen en 48 horas, se hacen un atracón. Desde el punto de vista alimentario, eso es muy nocivo”, contó Leonardo.

El acompañamiento a los reclusos y sus familias

En función del diagnóstico obtenido en la primera etapa, la segunda deviene fundamental: por un lado, desde la kinesiología se aportarán entrenamientos y ejercicios para mejorar el rendimiento deportivo, con charlas con los internos y con los entrenadores de rugby de la Fundación Espartanos.

Por el otro, para la alimentación, como las personas privadas de la libertad no pueden elegir lo que ingieren, van a convocar a las familias. “Queremos dialogar con las familias y pautar qué clases de alimentos les pueden llevar, y de esa manera puedan aprovechar más desde la parte nutricional”, resaltó Justina.


En la misma línea, Leonardo recalcó: “Queremos que sean pautas culturales, que se vuelquen hacia las familias; así, cuando los internos salen de la cárcel, pueden tener una continuidad y no pierden la disciplina que lograron adentro. Lo vemos como un servicio a la comunidad para ayudar a esa persona que regresa al sistema”.

La experiencia en el proyecto también les sirvió a sus directores para vincular a estudiantes de Kinesiología y Nutrición, y presentarles ambas disciplinas como un todo integrado. “Los chicos aprendieron un montón: los de Nutrición aprendieron cosas de kinesiología, y viceversa. La realidad obliga a integrar a todas las disciplinas, no podés mirar solo lo tuyo”, concluyó Leonardo.

 

Autor: UCALP

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