*Por Eduin Alexander Rincón Galarza
¿Sabías que el día de los/as enamorados/as tiene su origen en la Iglesia Católica? Actualmente, en Roma, en la vía Flaminia, cerca del puente Milvio, se celebra San Valentín, mártir, puesto que después del Concilio Vaticano II se cambió San Valentín en el santoral por otros santos para el 14 de febrero. Pero la fecha nos invita a sacar provecho e ir más allá de la superficialidad en la que puede hacernos caer la lógica del consumo en este “día de los/as enamorados/as”. Nos invita a darnos un momento para discernir el modo de amar, la manera en la que nos relacionamos, en especial en la etapa de noviazgo, puesto que es el patrono de los novios y protector de los/as enamorados/as.
Efectivamente, según quienes han investigado sobre el origen de esta celebración, data de tiempos de la antigua Roma, donde el imperio prohibió el matrimonio de jóvenes o de soldados (aquí no hay certeza). Ante esta prohibición, San Valentín, siendo presbítero y luego obispo, comenzó a celebrar matrimonios clandestinos con el fin de dar lugar al amor de los/as enamorados/as, por ello fue decapitado el 14 de febrero de 273.
¿Qué podemos tomar de San Valentín para darle un sentido renovado a la experiencia del amor en las relaciones, en especial en el noviazgo?
Siendo que es una celebración donde los/as protagonistas son los/as enamorados/as, los/as novios/as, podemos adentrarnos en cómo se dignifica hoy el amor de pareja, considerando las complejidades mismas de los vínculos. San Valentín siempre confió en que el amor es dador de unidad e integración y de toda gracia que fortalezca el vínculo con el anhelo del matrimonio. Para ello es preciso que los/as novios/as hagan el ejercicio de discernir el amor, lo cual hoy no es fácil, pues hasta este se ha vuelto líquido recordando el pensamiento de Zygmunt Bauman al respecto. San Valentín sabía que amar es una elección, una decisión, que con la gracia de Dios se torna radical y definitiva, superando la “cultura de lo provisional”, como señala el Papa Francisco.
Que celebrar este día de los/as enamorados/as sea motivo para recordar que amar es saber dar-nos, saber acompañar-nos, saber vivir del modo más ordenado todo lo que en los/as enamorados/as brota. También celebrar el amor de los/as enamorados/as es darse la oportunidad de construir un amor con otro/a lo más sano y bonito posible, saber pedir ayuda, perdón y saber perdonar; saber ser compañía en los momentos de desolación y alegrarse con el otro en los momentos de consolación; superar el mito del amor romántico por un amor real, que toma lo humano en toda su expresión.
El Papa Francisco tiene una expresión que me parece oportuna rescatar en este día, él exhorta a que las parejas “no caigan en la autorreferencialidad propia del egoísmo, que no hace bien a la persona y sus relaciones”, sino que juntos sean testigos de la alegría de un amor que se dona y trasciende. Ser felicidad para con quien se es amor.
Todos/as estamos llamados/as a vivir enamorados/as. Para terminar, les comparto un fragmento de un texto del padre Pedro Arrupe s.j.: “¡Enamórate! No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás… Enamórate, permanece enamorado, y esto lo decidirá todo”.
¡Feliz día de los/as enamorados/as!
* Secretario Académico del Departamento Superior de Teología