“La universidad es dialógica o no lo es”
A lo largo de su historia, la Editorial UCALP ha sabido brindarle al público obras de calidad y profundidad, para, así, contribuir al diálogo fundamental entre universidad y sociedad. Generar y publicar propuestas de interés académico, científico y literario para cooperar con el desarrollo y fortalecimiento de la educación ha sido uno de sus objetivos primordiales desde sus inicios en 1978.
En 2021, la Editorial presentó el libro Los géneros comunicativos universitarios. Orales y escritos. Teoría y práctica, de Pedro Luis Barcia y Maricruz Barcia. A diferencia de las obras que circulan dedicadas a enseñar esta materia, esta nueva propuesta incorpora en su tratamiento, junto con las formas escritas —reseña bibliográfica, ponencia para congreso, artículo científico, informe—, la atención a la didáctica y el ejercicio de los géneros orales: la exposición breve, la conferencia, la clase, la mesa redonda, el ateneo y el seminario.
Este libro se centra en los procedimientos de preparación y elaboración de las diversas formas genéricas de la comunicación universitaria. No se ocupa del proceso de la investigación, sino de las formas de encauzarlas en su exposición oral o escrita, aunque aporta, al final, una ordenada y orientadora bibliografía, en la cual se incluyen obras específicas instrumentales sobre el proceso investigativo.
Pedro Luis Barcia (*), destacado representante de la cultura y, especialmente, de las letras, es uno de los autores de este trabajo. Con él conversamos sobre el libro, de reciente aparición, de su vida y de su extensa y rica trayectoria.
¿Cómo comienzan sus primeros contactos con los libros y las letras?
Aprendí a leer antes de ir a la escuela porque me cuidaban por las mañanas dos maestras vecinas jubiladas, en tanto mi madre trajinaba en la casa. Tuve desde temprano el hábito de leer, y personas que me orientaron. Ejercitaba la memoria aprendiendo sonetos y romances. Llegué a retener 75 de los 100 de La urna de Banchs, que copié en una libretita Avon porque no se conseguía la obra. Leí a Nalé Roxlo, Lugones, Fray Mocho, nacido en mi pueblo. (Con el tiempo, publicaría libros sobre todos estos autores). Comencé con libros de aventuras: Salgari, Verne, luego H. G. Wells. Pasé a libros policiales: la serie Mr. Reeder, de Wallace; después Conan Doyle, más tarde Chesterton. Me lancé a Borges, de quien aprendí párrafos de memoria y los repetía en tanto iba a pescar al río, hasta entenderlos. Me hice una antología memoriosa que me acompañaba a todas partes, y de la cual aún retengo la mitad. A los 15 me volqué a aprender dos cosas: grafología (mi viejo debía galguear por Baires, cuando viajaba para conseguirme lo que yo quería) e hipnotismo —aprendido en los libros de Paul C. Jagot— que ejercitaba en reuniones cumpleañeras. Ambas destrezas me ayudaron en la colimba (Infantería de Marina, dos años) pues me convertí en el epistológrafo amoroso de los cabos y sargentos, al contestar las cartas de sus novias, con apelación a mi saber grafológico. Y preparaba sesiones de hipnotismo, para entretener a los oficiales los fines de semana cuando quedaban a cargo: ambos saberes me salvaron de hacer guardia en los puestos.
¿Por qué decidió seguir estudiando y vinculado a las letras y no a otra carrera?
Pensé que iba a ser químico industrial. Mi viejo me había armado un pequeño laboratorio y yo experimentaba con las indicaciones de la revista Hobby. Así hasta el cuarto año en que lo tuve de profesor de Literatura a Rodolfo García. Allí se me reveló mi verdadera vocación. Hice mi clic. El Gordo García me apodó “Antología”, porque él comenzaba a hablar de un poeta y yo comenzaba a recitar textos de ese autor.
¿Se lee cada vez menos? ¿Es una cuestión educativa actual o de falta de interés de los jóvenes de hoy?
Si el hábito de la lectura no se instala antes de los 15 años, no se instala más. Nuestra educación no compone cánones de libros para leerse a lo largo de Primaria y Secundaria. Si se dispusiera (tengo publicada una lista de cien de mejores obras de la literatura universal) de esa lista, graduada por dificultades e intereses, a lo largo de los años de desarrollo del alumno, se le daría una base excepcional. Al leer, aumentamos nuestro léxico, y con ello la capacidad de distinguir realidades, y el manejo de sinónimos (que no se enseña) muestra matices, lo que hace que el pensamiento pueda ser más positivamente discriminatorio, y evita las polarizaciones de blanco/ negro, que genera confrontaciones. La educación ha prescindido de la enseñanza de la oralidad que sacrificó en el ara de la lectoescritura, paradójicamente cuando en la vida uno habla el 85 % y escribe, si lo hace, un 15%. “La democracia —dice Dewey— se basa en el diálogo”, no en la lectura intercambiada. Pero es más difícil para un docente enseñar la oralidad porque exige corrección inmediata, sobre la marcha, lo que supone un dominio del sistema lingüístico. Es más fácil llevar los escritos a casa y tomarse su tiempo…
La articulación educativa y la capacitación eran una de las bases del Proyecto Nexos presentado hace unos años en la UCALP. ¿Es clave la capacitación docente para una mejor educación?
La educación es un proceso en que una persona asiste a otra para que sea más persona, y salga de sus limitaciones y alcance los horizontes de sus potencialidades. La mala capacitación docente es una de las rémoras argentinas. Los actuales Institutos Superiores de Formación Docente no alcanzan, en general, el nivel que lograban las Escuelas Normales. La deficiencia formativa comienza por el nivel Inicial, inexistente en la gran mayoría de las escuelas del país.
¿Cuál es el objetivo con esta nueva propuesta de Editorial UCALP? ¿Cómo fue la experiencia de escribir junto a su hija?
La universidad es dialógica o no lo es. El diálogo tiene las dos dimensiones de la palabra, hablada y escrita. La universidad no enseña ninguna de ambas vías, pero le exige al alumno que sea diestro en ellas: que exponga con fluidez en un examen, o haga una monografía, sin haberlo ejercitado en trabajos previos que lo habiliten. Exige lo que no enseña. Esta es la utilidad de este libro, que, a diferencia de la casi totalidad de los de su género, aborda con igual atención pedagógica los géneros orales tanto como los escritos. Distingue unos géneros de otros, evitando habituales indefiniciones de campos contiguos, marca con nitidez los pasos de la preparación del material, de la planificación, de la elaboración y de la corrección de los trabajos. Otro aporte de esta obra: puede enseñar a planificar y escribir quien tenga de respaldo una obra personal que lo haya habilitado. Frente a muchos teóricos ágrafos de los géneros de la comunicación universitaria, en mi libro Mis trabajos y mis días (2019) asiento lo que he producido en mi vida universitaria (libros, monografías, informes, artículos, ponencias, reseñas bibliográficas) como respaldo de que el que los hizo los puedes enseñar. Articular dos generaciones en la autoría del libro, le da valor agregado. Son dos perspectivas distantes y diferentes asociadas. Mi hija dicta una cátedra universitaria de “Redacción digital” y trabaja para Google; además tiene, en lo profesional universitario, una larga experiencia como correctora y evaluadora de comunicaciones. A esto le sumamos la reflexión de san Ignacio cuando le dio a Francisco Ferrer para el camino una mula renga. “Para lo que andés de más, lo ande la mula de menos”.
Los géneros comunicativos universitarios. Orales y escritos. Teoría y práctica, publicado en formato impreso y digital, engalana el catálogo de Editorial UCALP. Una obra indispensable y de gran utilidad para que los alumnos universitarios puedan contar con conocimientos y herramientas para la preparación de las diversas formas de comunicación específicas, tanto orales como escritas.
Para pedidos en línea, de este y todos los demás títulos publicados por la Editorial UCALP, comunicarse vía correo electrónico a:
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* Pedro Luis Barcia nació en Gualeguaychú, Entre Ríos; de ascendencia española y francesa, es el menor de siete hermanos, doctor en Letras, lingüista e investigador universitario. Fue presidente de la Academia Argentina de Letras y de la Academia Nacional de Educación y es director del Proyecto Nexos en la UCALP.
Autor: UCALP