Docentes de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas llevaron adelante un interesante proyecto de investigación sobre los aportes de la oralidad en la función de los magistrados. Este trabajo se articuló con el programa “La Justicia va a la escuela”, en donde funcionarios de la Suprema Corte de Justicia de la provincia visitaron los colegios de la UCALP –y otros– para dialogar con los chicos sobre el funcionamiento del Poder Judicial.
El proyecto de investigación se denominó “Oralidad, litigación y formación de los operadores del servicio de justicia” y estuvo dirigido por María Victoria Huergo, acompañada de Guillermina Di Luca, Ariel Simone y Mariano Refi, todos profesores de la carrera de Abogacía en nuestra casa de estudios.
Con una duración de un año, los profesionales buscaron “repensar las prácticas judiciales que utilizan los letrados en sus causas para incorporar las destrezas de la litigación oral, con el objetivo de aportar un lenguaje claro y sencillo para que el destinatario pueda entender lo que se está decidiendo”, resaltó Guillermina Di Luca.
Esta labor surgió de un seminario en la carrera, “Actuación ante tribunales orales”, en donde ya venían trabajando en dinámicas de oralidad con los estudiantes para dar cuenta del nuevo perfil profesional del abogado, que incluye habilidades de negociación, comunicación y diplomacia. “Con esta experiencia, nos dimos cuenta de que tanto la oralidad como la tecnología atravesaban los distintos fueros del sistema judicial, como el penal o civil”, contó.
Para recabar la información, se realizaron encuestas a profesionales de la matrícula, empleados del Poder Judicial, alumnos de la Universidad y a miembros de la comunidad. Estos testimonios, según Di Luca, “nos entregaron diversas perspectivas y reflexiones sobre la justicia, además de una opinión sobre si consideraban que la oralidad generaría una mejora en el servicio”.
Guillermina también es secretaria del Juzgado Civil y Comercial N.º 1 de La Plata y, desde este espacio, participa del programa “La Justicia va a la escuela”. La iniciativa la llevó a dar charlas en los tres colegios secundarios de nuestra Universidad: José Manuel Estrada, Luis Mac Kay y San Miguel de Garicoïts.
Estos encuentros sirven para dar a conocer la composición y estructura de la Justicia, con temáticas específicas en cada institución: por ejemplo, con el Garicoïts trabajaron la Convención de los Derechos del Niño; en el Mac Kay, hicieron un juicio de simulación penal, y con el Estrada, se abordó la digitalización de causas.
Para una mejor comprensión, incorporaron recursos didácticos atractivos, como videos cortos, animaciones y dinámicas reales del proceso. “Desde lo social y desde nuestra propia vida, la tecnología forma parte de todos nuestros actos. Entonces, dejarla fuera del aula es desconocer una realidad”.
Sobre el vínculo con los estudiantes, la abogada mencionó que “fueron muy lindas las visitas a los colegios. Siempre tratamos de bajar el lenguaje a un nivel más cotidiano y no tan técnico, como el que usamos los abogados. Toda la información que damos es para concientizar y para escuchar sus inquietudes, que muchas veces vienen desde situaciones que se dan en las casas. Esto le sirve a la escuela para estar atentos y prevenir”.
En el intercambio con los chicos del secundario, se repitió un prejuicio sobre el Poder Judicial: “Asocian la justicia con un espacio de letargo, de que siempre va por detrás de los tiempos y de las necesidades de la sociedad”, resaltó y aclaró: “Nosotros tratamos de demostrar que hay un montón de otras variables para que una sentencia sea válida.
Por eso, es importante explicar los principios que nos gobiernan y la presentación de pruebas contundentes para fundamentar una posición”.
La articulación entre la experiencia con el proyecto y las devoluciones de los estudiantes del secundario en torno a la Justicia, le dejó al equipo de investigación algunas conclusiones. “Desde la oralidad, salió la necesidad de articular algunas instancias de capacitaciones, de charlas dirigidas a potenciar las habilidades del abogado o abogada litigante y la potencialidad de las herramientas tecnológicas en este proceso”, relató Guillermina.
Tanto el manejo de la tecnología como el dominio de las técnicas de la oralidad en los distintos fueros son los caballitos de batalla que deberá desarrollar el abogado moderno que se desempeñe en la Justicia. Con ellos, “habrá una mayor calidad de las sentencias y un servicio más transparente para el ciudadano, para que acceda a la información y a una explicación en un lenguaje claro de quien va a decidir su caso”.