“Una universidad es, en la diversidad, una gran comunidad"
“Una universidad es, en la diversidad, una gran comunidad”
“Una universidad es, en la diversidad, una gran comunidad”

El Papa Francisco emitió un mensaje con motivo de la inauguración del año académico de la Universidad de Palermo, en Italia. A través del estudio, los jóvenes deben sumergirse en la realidad, escribe Francisco, y tener en cuenta sus partes “eliminadas o descartadas”, porque es “más desde los márgenes” que desde los “centros de poder” que se comprenden “las grandes cuestiones del presente y del futuro”.

En toda universidad existe “el encuentro y el intercambio entre generaciones; el avance de la investigación en los diversos campos disciplinarios; la coexistencia de sensibilidades culturales, políticas y religiosas diferentes; el entrelazamiento de la realidad local e internacional; el crecimiento personal a través de los éxitos y los fracasos, de los talentos y las debilidades”, en definitiva, una universidad es “en la diversidad, una gran comunidad”, donde los opuestos se encuentran, algo de lo que “carece sobre todo la convivencia contemporánea, herida por una polarización cada vez más acentuada de los puntos de vista”.  A los estudiantes, investigadores y docentes, el sumo pontífice confía hoy una palabra “contracorriente”, “una actitud que caracteriza desde hace siglos las culturas del Mediterráneo: la “lentitud”, para “comprender”, “crecer” y “cambiar”.

Hay esperanza donde la justicia encuentra espacio

“Incluir”, “comprender”, “acoger, suspender el juicio, hospedar”: son todos rasgos de la universalidad a la que remite la universidad, subraya Francisco, añadiendo que “sólo juntos podemos custodiar e interpretar la realidad” y “habitarla”, y para ello hay mucho que hacer. Y si “los miedos influyen incluso en las personas más doctas y desencadenan envidias, competitividad, espíritu de venganza, rigidez”, es necesaria “una firme honestidad personal e institucional” para que “la unidad prevalezca sobre el conflicto, el bien común sobre los objetivos personales y los intereses privados”. “Hay esperanza allí donde la justicia encuentra espacio”, afirma el Papa, “y los jóvenes pueden convertirse en protagonistas, especialmente a través de un estudio que no los abstraiga, sino que los sumerja en la realidad”. Para Francisco, “es importante el contacto con la realidad”, especialmente “con sus partes alejadas o descartadas”, como lo son las “personas que nunca entrarán a la universidad” o los “barrios enteros y componentes sociales que se han vuelto invisibles”. A menudo no “estimamos la existencia y el punto de vista de todo esto”, mientras que es “más desde los márgenes que desde los centros de estudio y de poder” que comprendemos “las grandes cuestiones del presente y del futuro”.

La importancia de la lentitud

Frente a la “fascinación de la tecnología” que “está impregnada de velocidad”, ante las “inteligencias artificiales” que “nos seducen con su performatividad”, el Pontífice recomienda la lentitud. Por ejemplo, la que se necesita para leer y “ya no se concede a quienes estudian e incluso a quienes enseñan”, la que se necesita para comprender, pero choca con “la exasperación de los indicadores de rendimiento”. “El crecimiento, a su vez, es un proceso lento y nunca un recorrido lineal”, continúa Francisco, porque “los fracasos, como los errores, son fundamentales en la búsqueda de la verdad” y “el cambio también requiere lentitud”, en varios ámbitos. Son “objetivos” a los que no podemos permitirnos “renunciar”, resalta. “En ellos está en juego la inteligencia humana, irreductible a algoritmos y procesos lógicos”, concluye el Pontífice, recordando que la inteligencia humana tiende, en el fondo, a “buscar el bien, y nadie tiene el monopolio de él, ni de su medida”, porque tendemos hacia él “paso a paso” y “sólo juntos”.

Fuente: Vatican News